Una vez presentados los sistemas de comunicación más utilizados en la actualidad, vamos a comentar cómo se decide si un niño o niña puede beneficiarse con ellos, y cuál es el proceso de toma de decisiones. No hay que olvidar que primero se ha debido intentar la adquisición del lenguaje oral, y luego de no haber obtenido un resultado entonces se recurre al sistema.
Al principio, aunque siempre dependiendo del caso, se podrían utilizar como un medio temporal de comunicación, hasta que se establezca el habla, un medio de comunicación permanente cuando el desarrollo del habla es imposible o un medio de comunicación complementario a un habla pobre.
Por ejemplo, si un niño después de aprender parte del lenguaje de signos empieza a imitar palabras, lo más adecuado en este caso es intentar de nuevo la imitación vocálica y el lenguaje verbal vocal productivo, sin interrumpir el sistema gestual.
Una vez que se ha decidido utilizar un sistema, hay que valorar cuál de ellos se va a utilizar, ya sea de manera complementaria o alternativa a la comunicación. Para esto hay que tener en cuenta las características del niño: el nivel del lenguaje que posee, sus habilidades cognitivas, si tiene algún problema motor (por ejemplo, para la realización de los signos del lenguaje de signos, este es un dato muy importante). También es muy importante que tenga deseos de comunicarse y capacidad de atención, así como las características del contexto en el que esta inmerso ya que al introducir al niño en un sistema de comunicación se necesita a la familia y su disposición de colaboración.
Después, hay que valorar que entre los objetivos que queremos lograr está que el sistema sea adaptable al desarrollo y evolución de las capacidades y posibilidades del sujeto, que sea motivador, que sea efectivo, que cubra todas sus necesidades básicas y que posibilite la comunicación con cualquier interlocutor.
Finalmente comentaremos que en la actualidad están teniendo un gran auge los sistemas alternativos y complementarios de comunicación en los centros tanto específicos como de integración, y se han convertido en una elección para intervenir ante multitud de problemas de comunicación con muy buenos resultados.
Aunque algunas personas carentes de lenguaje oral que han sido enseñadas a usar un sistema de comunicación han logrado la aparición de lenguaje oral de forma inesperada, esto no debe convertirse en el objetivo final de la implantación de un sistema ni en un foco de esperanza para las familias o personas allegadas al usuario de estos sistemas ya que todavía se sigue investigando sobre el tema.
De cualquier manera el uso de sistemas alternativos o complementarios es muy adecuado y, como opinan la mayor parte de los autores, no frenan la posibilidad del habla sino que, en todo caso, la potencian, favoreciendo el desarrollo del lenguaje así como la mejora global de las relaciones interpersonales y el desarrollo cognitivo, procurando con ello el desarrollo integral del niño/a
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